miércoles, 12 de febrero de 2014

Pepperoni



Domino's Pizza según publicidad web



         Tuve la oportunidad y fui. Al principio no muy convencido. Pero mi reticencia fue menguando, y con el correr de los días, estuve más que contento con la idea.
        Seis meses después de haber confirmado de mi viaje, llegué a Orlando. Me hospedé en el All Star Music Resort de Disney. No tardé mucho en darme el gusto. Nada del Ratón Mickey y el Pato Donald: la primera noche me pedí una de Pepperoni; para mi mujer y para mí. Mis dos hijas ordenaron sendos platos para cada una. 
        Lo que se podía suponerse como una leve exageración, resultó un craso error: son enormes; casi un 20% más grande que las Pizzas argentinas. Otra diferencia, si se quiere más anecdótica que la anterior, es que vienen dentro de una caja de cartón octogonal. Y a pesar de pedirla para comer dentro mismo de la Pizzería en que la hacían, me la entregaron dentro del mencionado packaging.
        No se demoraron más de 15 minutos con la entrega. Ya con la caja en la mano, me di cuenta que se iba a complicar la tarea de poder comer comodamente los cuatros en una sola mesa. Aunque esta mesa fuera grande. Pero finalmente logramos hacer espacio y sin dilaciones comenzamos a degustar lo que habíamos pedido.
          La Pizza no era Domino's, pero su apariencia era idéntica: grande, fina en casi toda su dimensión y con un borde esponjoso, grueso y tostado, y desprovisto casi por completo de queso. Dentro de esta suerte de corona y sobre una generosa cantidad de lo que se supone ha de ser Mozzarella, se encontraban las benditas rodajas de Pepperoni desiminadas en gran cantidad por toda la Pizza.
           Dos características definitorias de esta típica Pizza estadounidense lo constituyen la extremada delgadez de las rodajas del Pepperoni y la abundancia de salsa de tomate. Ninguna de ellas le aportan demasiado. El Pepperoni es un embutido de cerdo, picado fino y con gran cantidad de aji dulce. Al cortarlo en rodajas tan finitas y someterlo a tan altas dosis de calor como las necesarias para cocinar la Pizza, este ingrediente pierde toda consistencia propia y sabor que lo identifique: casi un trozo de cartón. La salsa de tomate se hace notar, no obstante pongo en duda que contribuya a realzar la calidad de la Pizza. Tal vez corriendo el riesgo de equivocarme podría definirla como una espesa salsa fileto sin ajo.


Aquí se puede apreciar el borde típico con algo de queso gratinado encima

                De más está decir que mi relato no representa a todas, ni siquiera a la gran mayoría de Pizzas de Pepperoni que elaboran más allá del Río Grande. Pero tuve la oportunidad de comer un par más de diversa procedencia, y, esto sí lo puedo afirmar, no diferían demasiado de la primera. Tal vez un poco mejores, con mayor afinidad a la clásica Pizza napolitana.
               Para finalizar podríamos decir que la Pizza de Pepperoni se deja comer. De hecho hemos comido mucho peores. Lo único que podemos argumentar para marcar la diferencia entre la típica Pizza del país del norte y otras de menor calidad horneadas al sur del hemisferio sur, es que estás últimas no representan ni mucho menos a la cultura pizzerística de la Argentina.


 

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