Cuando me enteré que existía Picsa, me alegré. Está más que bien que alguien se tome el trabajo de llevar adelante un registro en torno a la Pizza. Si es en formato documental, mejor. Y mejor aún si el que dirige ese documental es Raúl Manrupe, que de cine, de documentales y de Pizzas la sabe lunga.
Pero esta noticia no sólo me generó alegría; también hubo algo de grata sorpresa: al fin alguien públicamente reconoce que a la Pizza la llama Picsa. Personalmente, siempre la llamé así. Desde que tengo memoria digo Picsa; nunca surtieron efecto el sinnúmero de explicaciones y de correcciones del que fui objeto acerca de cómo se debía mencionar nuestro manjar. Y tampoco sirvieron más de cinco años en la Dante Alighieri: aún hoy sigo diciendo Picsa.
La Plata es una es una ciudad Pizzera. De esto no cabe duda; basta con pasearse por sus calles y diagonales para verificarlo. Pero la proyección de este documental se hace desear por estos lares: contactos, llamadas telefónicas, mails, idas y vueltas de distinta índole, no han rendido frutos. El Circuito Espacios INCAA es algo para rescatar, pero aún no se le ha podido hacer un hueco a Picsa en este derrotero audiovisual. Cuando así sea, si es que así es algún día, Picsa se podrá ver en el Espacio INCAA KM 60, que no es otro que la sala municipal Select. Mientras tanto van estas líneas como adelanto.
Por gentileza de su director, tuve la posibilidad de ver completo este documental en YouTube. Una hora de testimonios de quienes hacen y de quienes comen Pizza. Con breves pasajes por Pizzerías de Rosario y Salta, la casi totalidad del documental se centra en las Pizzerías de Capital Federal: Banchero, Guerin, Las cuartetas... entre muchas otras. Aunque Buenos Aires es un espejo poco fiel de la Argentina toda, debemos aceptar sin mayor reproche que por cuestiones de logística y presupuesto es correcto que las Pizzerías porteñas y los porteños que a ellas asisten sean los principales protagonistas de Picsa.
El objetivo de este blog, como saben aquellos que lo siguen, es rescatar la virtudes de la Pizza platense, y relativizar la superioridad de las Pizzas porteñas. A pesar nuestro, las más conocidas, o las que tienen mejor y más prensa, son aquellas de capital federal. Sin embargo, luego de ver este documental, tenemos que reconocer que algún mérito han hecho para que así sea; más allá del dato meramente geográfico de estar en Buenos Aires, ombligo urbano de la Argentina.
Como muchas de las mejores cosas en la vida, Picsa también está hecho entre amigos. Se nota y está bien que así sea. Pocos minutos bastan para percatarse que sus realizadores disfrutan la Pizza y disfrutan hacer este documental. Maestros Pizzeros, amas de casa, dueños de Pizzerías, taxistas, deliveries, comensales, la comparación inevitable con el asado, etc. Casi todo los que pertenece de una u otra manera en el mundo Pizzerístico pasa por Picsa.
Sin embargo uno puede encontrar dos ausencias. Una está buena; la otra, no sé. La primera, al menos como apuesta, si es que lo fue, vale la pena rescatarla: Pietro Sorba no aparece, ni mencionado siquiera. Todo aquel que elija la Pizza como tema, estará tentado de recurrir cuánto antes a la palabra de don Pietro. Nosotros, en este blog, lo hemos hecho. Raúl Manrupe evita hacerlo. Y esquivar un lugar común, y no dejar un agujero en el relato, es un logro no menor.
La otra ausencia, tal vez por cuestiones ideológicas, pasa más desapercibida, pero igualmente está: la policía y la Pizza. La yuta, el mangazo, el patrullero en la puerta de la Pizzería... todo es un clásico bien argentino. Desde este blog entendemos que es un capítulo ineludible del universo pizzerísitico. Así y todo, nosotros todavía tampoco lo hemos hecho.
Por último podemos decir que el testimonio de Nora Palancio Zapiola es un hallazgo. Ella logra trasmitir, ya casi al final del documental, lo inefable que para un pibe de corta edad tiene una Pizza caliente y desbordante de mozzarella. Y lo que para Nora tiene esa Pizza de Las Cuartetas como recupero de la veracidad de la palabra de su padre; que viene de la mano de una corroboración: las Pizzas de Bueno Aires son diferentes.
Por gentileza de su director, tuve la posibilidad de ver completo este documental en YouTube. Una hora de testimonios de quienes hacen y de quienes comen Pizza. Con breves pasajes por Pizzerías de Rosario y Salta, la casi totalidad del documental se centra en las Pizzerías de Capital Federal: Banchero, Guerin, Las cuartetas... entre muchas otras. Aunque Buenos Aires es un espejo poco fiel de la Argentina toda, debemos aceptar sin mayor reproche que por cuestiones de logística y presupuesto es correcto que las Pizzerías porteñas y los porteños que a ellas asisten sean los principales protagonistas de Picsa.
El objetivo de este blog, como saben aquellos que lo siguen, es rescatar la virtudes de la Pizza platense, y relativizar la superioridad de las Pizzas porteñas. A pesar nuestro, las más conocidas, o las que tienen mejor y más prensa, son aquellas de capital federal. Sin embargo, luego de ver este documental, tenemos que reconocer que algún mérito han hecho para que así sea; más allá del dato meramente geográfico de estar en Buenos Aires, ombligo urbano de la Argentina.
Como muchas de las mejores cosas en la vida, Picsa también está hecho entre amigos. Se nota y está bien que así sea. Pocos minutos bastan para percatarse que sus realizadores disfrutan la Pizza y disfrutan hacer este documental. Maestros Pizzeros, amas de casa, dueños de Pizzerías, taxistas, deliveries, comensales, la comparación inevitable con el asado, etc. Casi todo los que pertenece de una u otra manera en el mundo Pizzerístico pasa por Picsa.
Sin embargo uno puede encontrar dos ausencias. Una está buena; la otra, no sé. La primera, al menos como apuesta, si es que lo fue, vale la pena rescatarla: Pietro Sorba no aparece, ni mencionado siquiera. Todo aquel que elija la Pizza como tema, estará tentado de recurrir cuánto antes a la palabra de don Pietro. Nosotros, en este blog, lo hemos hecho. Raúl Manrupe evita hacerlo. Y esquivar un lugar común, y no dejar un agujero en el relato, es un logro no menor.
La otra ausencia, tal vez por cuestiones ideológicas, pasa más desapercibida, pero igualmente está: la policía y la Pizza. La yuta, el mangazo, el patrullero en la puerta de la Pizzería... todo es un clásico bien argentino. Desde este blog entendemos que es un capítulo ineludible del universo pizzerísitico. Así y todo, nosotros todavía tampoco lo hemos hecho.
Por último podemos decir que el testimonio de Nora Palancio Zapiola es un hallazgo. Ella logra trasmitir, ya casi al final del documental, lo inefable que para un pibe de corta edad tiene una Pizza caliente y desbordante de mozzarella. Y lo que para Nora tiene esa Pizza de Las Cuartetas como recupero de la veracidad de la palabra de su padre; que viene de la mano de una corroboración: las Pizzas de Bueno Aires son diferentes.
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