lunes, 10 de septiembre de 2012

Dos octavos

      Lo recuerdo claramente. Era la tarde de un día de semana. Con poco más de diez años me apersono en la extinta Pizzería Marcela de 12 y 60. Una vez dentro elijo una mesa, me siento y llamo al mozo. Hago un pedido claro y conciso; por lo menos para la época: dos de Muzzarela. El mozo sin extrañarse toma el pedido y se retira para dirigirse al maestro Pizzero.
      Sí!!! dos de Muzza. No hay ningún error: pedí y me comí dos de Muzza, sin empacho alguno. Sucede que antiguamente era posible ir más allá de la frontera de la media Pizza, y pedirla en porciones. No había escollo ni problema alguno en hacer eso; que hoy suena raro y hasta desubicado en la ciudad de La Plata. Pero que aún es común en la ciudad referente de Argentina, la horriblemente llamada CABA.
        ¿Qué ha sucedido en nuestra ciudad? Esta posibilidad que brindaba el universo pizzerístico platense de antaño se nos ha escabullido junto con nuestra juventud. E perche? Sin hacer una investigación pormenorizada de la situación, no es difícil encallar en un lugar común: los numerales, diría mi amigo el Cabeza, los numerales.
         Ramal que para ramal que cierra, y Pizza que no es rentable, no sé ofrece. Así parece haber sido. Y no es de extrañar que ambas cosas hayan sucedido para la misma época. Y sí, si los numerales no dan, nada se sostiene en el tiempo. Y así a los platenses nos expropiaron un sinnúmero de cosas. Entre ellas la posibilidad de tomarse 15 minutos, pedirse dos de Muzza y una coca, y seguir con la rutina.
         Una pena, reparable tal vez, pero una pena de todos modos.
         
     
  

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