miércoles, 26 de septiembre de 2012

La temperatura, calienta


          Una pizza fría genera más rechazo que aceptación. La casi totalidad de sus características, tanto de sabor, aroma, consistencia y textura desaparecen paulatinamente a medida que su temperatura desciende hasta equipararse con la ambiente. Por qué razones físico químicas sucede esto, no estamos en condiciones de explicarlo aquí y ahora. Pero esto es un hecho concreto de fácil constatación.
          Ya hemos hablado de este tema. Y a riesgo de sonar redundantes e incluso reiterativos postulamos lo siguiente: no hay forma de ponderar en exceso la importancia de un Horno Pizzero. Por más que parezca una obviedad, hay que recalcar y enfatizar el rol que cumple esta herramienta de tan antigua data como la harina misma. La habilidad en el manejo que se haga de este elemento es casi tan primordial como la posibilidad de contar o no con él.
          Estar a la altura de las circunstancias no siempre es fácil. Pero tampoco por ley –diría Almafuerte- ha de ser siempre tan difícil. Seguramente debamos “tunear”, si se nos permite el término, nuestro horno casero para que su funcionamiento se asemeje en tanto que sea posible a un verdadero Horno Pizzero
          Cómo hacer esto es de lo que hablaremos en futuras entradas. Consultando a quién haga falta para desasnarnos en esta cuestión aparentemente menor. Pero que como sabemos, y aunque parezca una obviedad  lo decimos expresamente, en lo que a pizzas respecta, la temperatura, nos calienta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario