domingo, 20 de octubre de 2013

Chi lo sa?

 
 
 
 
          La administración de Mucho más que pan con queso me ha hecho un clic; creo. Este humilde blog me ha introducido de lleno en el universo de las redes sociales. Cosmos virtual que como cuarentón fundamentalista de la Galaxia Gutemberg, me era totalmente ajeno.
          Puedo afirmar sin avergonzarme que las redes sociales eran para mi, hasta que parí Mucho... y me convertí en El Pizzario  algo muy similar a lo que la curvatura terresrte fue para los navegantes medievales. Pero bueno, acá estoy en pleno viaje de aggiornamiento que no sé a dónde me llevará.

         En este viaje he incursionado por territorios y aguas confusas para los cuales no poseo cartografía, ni sextante, y mucho menos gepeese que me asista para llegar a buen puerto. Hasta el momento creo haber realizado sólo salidas de cabotaje. No obstante estos cortos trayectos me han bastado para darme cuenta de un detalle singular que me ha llamado poderosamente la atención: la combinación tradicional entre Pizza y Birra pareciera no resistir el traspaso al universo digital.
          Con poco que uno guglee, feisbuquee, o simplemente navegue por la Web en busca de sitios y muros de Cervezas y Pizzas, verificará lo que digo: la diferencian en el número de localizaciones de uno y otro rubro es asombrosa a favor de las Birras, principalmente artesanales o microbreweries.
          Todo lo contrario al mundo real. Por ejemplo, el libro de Pietro Sorba sobre las Pizzerías de Bs. As. contiene una cita de Sobre héroes y tumbas en dónde el notable Ernesto Sábato sostiene que en Buenos Aires hay más Pizzerías que en Roma y Nápoles juntas. Siendo esto verdad, y repitiéndose bastante fielmente esta relación de Pizzería/habitantes a lo largo y ancho de la Argentina, resulta por lo menos curioso que el número de estos negocios con presencia virtual sea tan reducido en relación a la cantidad de birreros artesanales que se esfuerzan por darse a conocer a través de las redes sociales.
          Pocas cosas carecen de explicación, y lo que acabamos de decir no pertenece al pequeño grupo de lo inexplicable. Seguramente responderá a factores tales como generación, clase social, tipo de emprendimiento y otras cuestiones que por ahora desconozco. Pero seguro estoy que más temprano que tarde encontraré una respuesta a esta suerte de paradoja virtual del mundo gastronómico.
  
         
        

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