Vaya a saber uno por qué motivo, pero la excelencia en Pizzas se le escapa al común de los mortales. Por más buen cocinero que uno sea, aunque uno pueda jactarse que sus asados son superiores a los de cualquier parrilla, que sus pastas fate in casa no tienen igual, que la cocina a la olla de fulano o mengano no tiene nada que envidiarle a ningún ristorante, a la hora de Pizzerear todo se desvanece en el aire, y sólo unos pocos privilejieados pueden empardar la mano con una Pizzería.
Cosa'e mandinga, pero es así y no hay nada que hacerle. Por más que uno se esfuerce, la diferencia siempre está y la más de las veces es notable. Mucho más que pan con queso intentará develar paulatinamente por qué existe y en qué consiste esta barrera invisible que separa a la gente de a pie de los maestros Pizzeros.
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